Análisis político
Por qué los argentinos votaron a Milei en las legislativas 2025
:format(webp):quality(40)/https://sur24cdn.eleco.com.ar/media/2025/10/milei_ganador_2.webp)
El éxito electoral de Javier Milei refleja una estrategia que combina identidad, proximidad y dirección, apelando a votantes cansados del statu quo peronista.
Por Iván Ambroggio (*)
La noche del domingo 26 de octubre fue un terremoto político en Argentina. La Libertad Avanza (LLA), el partido del presidente Javier Milei, se impuso con el 40,8 % de los votos nacionales. Ganó en quince provincias y hasta conquistó la provincia de Buenos Aires (41,5 % contra 40,9 % de Fuerza Patria).
Sumó 64 bancas nuevas en Diputados (lo que significan un total de 101) y 14 en Senadores (lo que alcanza un total de 20). Los mercados festejan, Donald Trump aplaude y el riesgo país se derrumba. Pero detrás de los números hay una pregunta clave:
¿Por qué millones eligieron a Milei otra vez a pesar de que su gestión presenta diversos indicadores negativos y del fuerte repudio social por las crisis de los sectores de discapacidad, jubilados, salud pública, presupuesto universitario, recesión económica, cierre de empresas y aumento de desempleo?
Para abordar este interrogante recurro a tres modelos clásicos que los cientistas políticos usan desde hace décadas para entender cómo decide la gente su voto. No son fórmulas mágicas; son lentes que nos muestran qué moviliza a los votantes. Y en 2025, los tres se encendieron al mismo tiempo.
Modelo Identidad Partidaria
Durante años, el peronismo y el radicalismo fueron "el equipo de siempre". La escuela de Michigan, en su libro "The American Voter" (1960), demostró que la mayoría vota por lealtad histórica. En 2023, LLA era un espacio liderado por un outsider sin estructura.
Javier Milei. Crédito: Reuters/Cristina Sille
Dos años después, más de la mitad de sus votantes se sienten "libertarios" de corazón. Milei supo convertir la bronca contra la "casta" en identidad compartida. El que antes era antiperonista sin partido ahora tiene camiseta: violeta.
Modelo Proximidad
La cercanía del candidato con los votantes en los temas que duelen constituye una variable clave a la hora de escoger una propuesta electoral. Imaginemos un mapa donde cada tema es una calle: economía, seguridad, educación, salud. El modelo de proximidad, creado por Anthony Downs en 1957, sostiene que votamos al candidato que percibimos más cercano a nuestras ideas.
Javier Milei. Crédito: Reuters/Cristina Sille
En la categoría "economía", los argentinos manifiestan hartazgo de impuestos y estatismo. Milei se plantó en el extremo "libre mercado" y conectó con millones de electores. En "seguridad", su discurso duro contra la delincuencia prendió en barrios cansados de inseguridad. En la categoría "valores", su postura antiaborto atrajo a sectores conservadores.
Los votantes no pidieron coincidencia total; resignaron diferencias menores porque la inflación pesó más. En la Ciudad de Buenos Aires, donde Milei sacó más del 50 %, la distancia entre lo que piensa la gente y lo que ofrece LLA fue casi nula.
Modelo Direccional
Este modelo plantea que los votantes se inclinan por aquella oferta electoral que puede cambiar el statu quo en el sentido de las preferencias del votante. Se trata de empujar en la dirección correcta partiendo de un punto de partida que todos ven roto. Evidentemente el statu quo que percibe la mayoría que dejó el peronismo es déficit eterno, inflación descontrolada y pobreza elevada.
Milei prometió girar el timón 180 grados y, en dos años, exhibe superávit fiscal y el paso de una inflación interanual de 211 % en diciembre de 2023 a 30 % en octubre 2025. Para un votante moderado de derecha -que prefiere mercado, pero no anarquía-, votar LLA no fue "extremismo"; fue contrapeso.
En la provincia de Buenos Aires, donde el peronismo de Axel Kicillof parecía imbatible, encuestas poselectorales de UBA, Opinaia y CELAG revelaron que entre el 62 % y 69 % de los votantes de la marca Milei dijeron: "Quiero que sigan por este camino". Es el clásico voto de ratificación, algo similar al voto que recibió Carlos Menem en las elecciones presidenciales de 1995.
Samuel Merrill y Bernard Grofman, en su libro "A Unified Theory of Voting" (1999), demostraron que los votantes no eligen por un solo motivo. Es un fenómeno multidimensional. Combinado. Las urnas confirmaron que en las elecciones de medio término (2025), LLA armó el cóctel perfecto:
* Lealtad nueva (identidad libertaria).
* Cercanía en lo urgente (economía y seguridad).
* Dirección clara (del estatismo al mercado, reconociéndole a Milei la capacidad para patear el tablero del sistema político tradicional).
Además, los votantes aplicaron lo que se denomina "descuento inteligente": saben que Milei habla de cambios radicales, pero creen que los cambios serán graduales. No esperan dolarización mañana, pero sí menos Estado cada día y estabilidad en precios. Eso es lo que los cientistas políticos llaman "extremismo moderado": posiciones firmes que no asustan al centro.
¿Y ahora qué viene? Con la nueva relación de fuerzas en el Congreso, Milei puede avanzar en reformas laborales, tributarias y privatizaciones. El peronismo queda fragmentado, sin liderazgos claros y con la tarea de elaborar nuevas propuestas políticas que le permitan volver a conectar con el electorado, aportando soluciones a demandas del siglo XXI.
Milei no ganó por gritar. Ganó por desarrollar estrategias acordes a datos cuantitativos y cualitativos, y al miedo que infundió el mensaje de Trump condicionando su salvataje al triunfo de LLA. Un segmento importante de argentinos no quiere regresar al pasado al que asocian con el kirchnerismo.
Lo aborrecen aún cuando tuvieron mejor calidad de vida. Los argentinos combinaron lealtad, cercanía y rumbo firme. Si Milei logra hacer tangibles mejoras económicas, esta fórmula puede perdurar. Si falla, el próximo voto probablemente será castigo. Por ahora, la libertad avanza y las demás fuerzas reflexionan para ser más competitivas en la próxima elección.
(*) El autor es profesor de Opinión Pública y Comportamiento Político Electoral en la Universidad Siglo 21.

