Crónicas ligeras
¿Qué nos pasó a los argentinos?
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I
La campaña electoral nos facilita a los argentinos disfrutar de un curso acelerado de geografía urbana en el corazón de lo que se conoce como Conurbano bonaerense. En la ocasión, recordamos la existencia del partido de Moreno, la localidad de Trujui y el Club Villa Ángela, levantado no muy lejos de la ruta Nº 23 en un escenario de calles de tierra devenida en lodazales por las recientes lluvias, además de baldíos, zanjones, pantanos y todas las bellezas silvestres que distinguen esas regiones gobernadas por el.peronismo desde tiempos inmemoriales. A ese territorio, que mi memoria personal recuerda porque allí fue asesinado hace unos veinte años Axel Blumberg y periódicamente se registran balaceras bizarras por la disputa del botín de la droga, llegaron los hermanitos Javier y Karina Milei a celebrar el cierre de la campaña electoral de los comicios previstos para este domingo. En un gesto de sinceridad o, según se mire, de impotencia política, el gobernador Axel Kicillof sugirió que no estaba en condiciones de garantizar la seguridad del acto en ese antro, algo así como admitir que en la provincia que su fuerza política gobierna hay zonas que pueden llegar a ser tierra de nadie. No obstante ello, el acto se realizó sin percances dignos de tener en cuenta, con una asistencia de público que estuvo por debajo de las expectativas de los dirigentes de La Libertad Avanza.
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II
Un Milei iracundo se hizo presente en la reunión acompañado de su hermana y los principales dirigentes de la campaña, todos engalanados con sus trepidantes buzos violetas. El discurso del presidente reiteró sus dulzuras retóricas acerca de aplastar al kirchnerismo, euforia que no le impidió admitir que el balance de fuerzas electorales da algo así como un "empate técnico" cuyas modalidades a favor de uno u otro dependerá de la mayor o menor asistencia de votantes. La arenga del presidente abundó en acusaciones a sus rivales, entre las que se destacaron el reproche porque se metieron con su querida hermanita, reproche que no abundó en mayores consideraciones acerca de las responsabilidades que le imputan. Una pena, realmente, porque a la mayoría de los observadores nos hubiera interesado conocer mayores detalles acerca de las peripecias de la dulce Karina ya que, a decir verdad, la que se metió con ella fue el insigne Diego Spagnuolo, en algún momento abogado del presidente y uno de sus distinguidos interlocutores en las enigmáticas sesiones operísticas en la residencia de Olivos. Milei reiteró una vez más que el kirchnerismo es el responsable, entre otras bondades, del asesinato del fiscal Alberto Nisman, y embriagado por su retórica bizarra dijo sin vacilaciones que en su reciente excursión campestre a Lomas de Zamora fue víctima de un magnicidio a través de una piedra lanzada con el objetivo de mandarlo a mejor vida, toda una desmesura verbal no muy diferente a la que prodigan los K para referirse al episodio perpetrado por los míticos Copitos contra su Jefa, que reposa en su forzada residencia de San José 1111. La cita festiva en el club Villa Ángela de Moreno concluyó sin pena ni gloria, y con la movilización de dispositivos de seguridad que, para la mirada aviesa de algunos observadores, habilitó a decir que durante esas dos o tres horas en esa encrucijada maleva y compadre del Conurbano se movilizaron más policías y personal de seguridad que platea política.
III
Si una predicción fuera posible para los comicios bonaerenses del domingo sería la que anuncia que los hermanos Milei no van a arrasar -ese verbo que usa el presidente con demasiada frecuencia- pero tampoco serán arrasados. Algo así como un empate donde los protagonistas no lograrán satisfacer sus aspiraciones de máxima. Creo que ambos lo saben. En esa merienda de negros que Milei celebró en Moreno admitió que están parejos. Si este caballero tan amigo de las desmesuras dice que están cabeza a cabeza hay que creerle; por una vez hay que creerle. El peronismo por su parte se está recuperando de pasadas derrotas. Juega una carta brava en la provincia que representa y simboliza su poder político. Quiere ganar y además no disimula sus aspiraciones. Lo dicen sus principales dirigentes: juicio político al presidente. A no llamarse a engaño porque el que avisa no es traidor. Y esta vez el peronismo no complota en las sombras, dice lo que pretende y lo dice sin disimulos. A decir verdad, nada nuevo. La historia del peronismo en estos temas ha sido de una transparencia conmovedora: siempre han exigido las destituciones de los gobiernos que no son de su signo. Lo hicieron con Arturo Frondizi y Arutro Illia. Pero también lo hicieron con Raúl Alfonsín, Fernando de la Rúa y Mauricio Macri. Ahora pretenden hacerlo con Milei, con el detalle que nunca lo han hecho con tanto desparpajo.
IV
No sé qué nos pasó a los argentinos para que el destino nos haya colocado en la encrucijada histórica de elegir entre lo que representa el senador formoseño José Mayans y lo que representan los hermanitos Milei. Esperemos que los historiadores del futuro encuentren alguna explicación. Mientras tanto, a nosotros no nos queda otra alternativa que chapalear en el barro de la historia y preguntarnos en voz baja por qué nos resulta tan difícil una solución política equilibrada. En todas las circunstancias, y en nombre del equilibrio político, un ciudadano que dice respetar las leyes debe esforzarse por respetar los períodos institucionales y hacer lo posible, y si es necesario lo imposible, para que un presidente concluya su mandato. En esta columna no hemos omitido críticas al gobierno de Milei, pero es necesario aprender a distinguir las diferencias entre la crítica y la pretensión destituyente del populismo. Sea cual fuere el resultado de las elecciones de septiembre y octubre, el presidente debe concluir su mandato y si hay propuestas superadoras que los argentinos podamos elegirlas en 2027; adelantando desde ya que aquello que encarna Mayans y Cristina está muy lejos de ser la propuesta superadora que la Argentina necesita.
V
Retornando a los lodazales del tiempo presente, no creo forzar la retórica si digo que el señor conocido como Gordo Dan es un canalla político en el sentido más sucio de la palabra. Canallas hubo y hay siempre, pero lo que al Gordo Dan le otorga singularidad exclusiva es su cercanía íntima con las máximas autoridades del gobierno, la que se expresa en el lenguaje, en esa morbosa impiedad que distingue al mileísmo y que constituye su marca registrada. Digno y justo Guillermo Francos repudiando ese chancro verbal, pero me temo que a la hora de verificar la autenticidad de las posiciones, el Gordo Dan es quien mejor representa la intimidad del pensamiento libertario. Presten atención a los arrebatos verbales de Milei en el acto celebrado en Moreno, para admitir que esa gestualidad, esa verba inflamada de resentimiento, crueldad y regocijo en la crueldad posee un copyright bien ganado.
VI
El senador José Mayans es un paradigma de este peronismo con vocación destituyente. Y, como tal, reúne las condiciones personales y políticas para representarlo. El jueves pasado habló después de la victoria y no dejó dudas de sus intenciones. El caballero que promete llevarse puesto al presidente es el operador, el confidente y el matón de Gildo Insfrán. Peronista a tiempo completo, su presencia es una desmentida a quienes intentan establecer diferencias entre los K y el peronismo. Mayans es las dos cosas y supone con convicción que el apostolado K y la fórmula Insfrán constituyen la versión más genuina, la más auténtica del peronismo. Mayans en otros tiempos hubiera sido calificado como un peronista de derecha clásico, que en los años de Héctor Cámpora e Isabel Perón se habría dedicado a cazar Montoneros o a proponer "fumigarlos como ratas", como dijo con su ternura habitual el propio General. Pero, caída del muro mediante, menemismo mediante y fin de las ideologías mediante, Mayans descubre que en realidad, en las cosas que importan, sus diferencias con los kirchneristas son mínimas; percepción que a los kirchneristas también los sensibiliza. El "marciano marxista", como lo califica Milei, es decir, el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, dice más o menos lo mismo que Mayans. Omite algunos adjetivos, no es tan preciso en su reclamo pero está claro que integra la barra de los que desean que el presidente no concluya su mandato.