Análisis político
Si la tocan a Cristina

Por Raúl S. Vinokurov
Los folclóricos cantos se repitieron varias veces. "¡Si la tocan a Cristina qué quilombo se va a armar!" "¡Con Cristina no se jode!" Aviso y amenaza. No se atrevan, Cristina es intocable. Se escuchó durante días mientras se esperaba el fallo de la Corte. Pero la tocaron. Ratificaron la condena, ya no hay ningún tipo de apelación o reclamo, seis años presa que podrán ser menos si se porta bien, presa con tobillera, presa con inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos. Presa.
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Obviamente todo se aprovecha políticamente. Cristina, sus amigos y sus no tanto, aunque finjan serlo. Muchos festejan dentro del peronismo e incluso no son pocos los que afirman que se terminó el kirchnerismo para siempre. Máximo no cuenta ni lo aceptan, y más apellido Kirchner no hay. Lentamente los hechos de cada día, dentro y fuera del país ocuparán los principales títulos de los medios y Cristina se irá diluyendo, ya no determinará la agenda. Aprovecharán esto para criticar a Milei, enviar mensajes hacia dentro, tratar de recomponer al peronismo sin Cristina, ver mientras tanto, como organizarse para recuperar el poder perdido. Esto si duele, fuera del poder no saben vivir. Sin Cristina sí.
Cristina aún tiene causas pendientes y no sería tan raro en función de los tiempos políticos actuales, que se aceleren los trámites de los juicios orales sobre Los Cuadernos, Hotesur o el tratado con Irán, donde, además, en las dos primeras está incluido Máximo, que mientras tanto fue designado como garante de la prisión domiciliaria de su madre. Pero hay cuestiones discutibles o inaceptables. La prisión domiciliaria la deberá cumplir en su departamento de la calle San José 1111, en Constitución, la famosa esquina, departamento sospechado de haber sido comprado con el dinero robado.
¿Podrá salir a saludar al balcón? ¿Seguirá cobrando las jubilaciones de privilegio? ¿Podrá gozar del celular, radio, televisor, hacer un streaming, seguir teniendo casi un centenar de custodios, etc.? ¿Por qué? ¿Por qué tiene tantos privilegios? Su investidura como ex presidenta, ex vicepresidenta, no la habilitan a gozar de privilegios, y si los tenía los perdió absolutamente a todos. La justicia en todas sus instancias legales, constitucionales y democráticas la juzgó, la declaró culpable, lo probó y la condenó a seis años, que tendrían que haber sido más. Porque habían constituido una asociación ilícita. ¿Cuándo se comenzará a recuperar lo que nos robaron?
Que la indulten, que la dejen libre, que no le pongan la tobillera, que la habiliten para ser candidata y otras tantas tonterías más dichas para la tribuna y que no son creídas ni por aquellos que pregonan estas cosas. Ya está. Cosa juzgada. Lo que tendrían que hacer ahora es recomendarle a Cristina que se porte bien, que cumpla durante los varios años que vienen con las condiciones que le dictaron. Caso contrario deberá ir a una cárcel federal, seguramente con algunos beneficios, pero cárcel al fin.
Todos los sectores opositores a Javier Milei aprovechan en su beneficio esta coyuntura. El peronismo en general está probando su capacidad de organización, su capacidad de llenar de militantes y personas la ciudad de Buenos Aires reclamando algo. Muchos intendentes y algunos gobernadores apoyaron los traslados del pasado miércoles que costó muchísimo dinero a las provincias y municipios. El peronismo se movilizó, o al menos un sector importante de él. Y eso no es poca cosa.
A Cristina la tocaron y esta historia recién comienza. Es de desear que prontamente el país vuelva a trabajar con normalidad, que se terminen los asuetos y licencias para ir a Plaza de Mayo y que la tobillera de Cristina funcione como debe funcionar. A Cristina no la proscriben, no la humillan, no le vulneran ningún derecho. Simple y llanamente a Cristina la juzgaron, se probó que robó y le corresponde la cárcel. No es la única, pero es la principal.