La vuelta al mundo
Trump y Venezuela
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I
Dicen los que saben que el despliegue militar ordenado por Donald Trump frente a Venezuela le está costando a EE.UU. una suma increíble de millones de dólares. Digamos que si bien se trata de la potencia más rica del mundo, ese derroche de plata se siente hasta en el bolsillo más gordo; digamos que el portaaviones "Gerald Ford", el más importante de la armada norteamericana, no puede estar instalado allí in eternum; digamos que este temita de poner punto final a la narco dictadura de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello debería resolverse en el tiempo más breve posible; digamos que esto quiere decir, o actúan o se vuelven a su casa. Todas las posibles decisiones son difíciles, muy difíciles. Actuar significa bombardear, invadir y en el camino elegir algunos blanco estratégicos. Fácil decirlo, un poquito complicado hacerlo. Mientras tanto las horas transcurren. Trump amenaza y Maduro baila la conga.
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II
Venezuela no es la Franja de Gaza y una ofensiva militar no sale gratis. No importan los pretextos: dictadura, narcodictadura, o potencia petrolera, en todos los casos, la sensación es que a Venezuela no la voltean de un tincazo. Trump es muy bravo, EEUU es muy poderoso, pero los que tienen un poquito de memoria saben los costos que significa invadir otra nación. La memoria norteamericana no olvida Vietnam o, para no irnos tan lejos, no olvida Guatemala y Santo Domingo. Tampoco las consecuencias que produjo para la imagen de EEUU la proclamada política del garrote. Por lo pronto, al minuto de tomar la decisión, la izquierda y la progresía globalizada, incluso la que no está muy conforme con Maduro, iniciarán sus ruidosas y a veces eficaces protestas y se resucitará la consigna "yanquis go home". Por lo pronto, en el mismo Estados Unidos, se movilizarán en su contra los cientos de miles de opositores que Trump ha ganado en su país. EEUU tiene espaldas anchas para soportar eso y mucho más, pero hasta las espaldas más anchas en cierto momento se sienten agobiadas. Mientras tanto el tiempo corre. ¿Qué van a hacer? Creo que ni ellos lo saben.
III
Algunos problemitas ya se le están presentando. La controvertida decisión, no de atacar lanchas cargadas de cocaína, sino la de asesinar a los náufragos sobrevivientes puso el grito en el cielo entre diputados Demócratas e incluso militares en situación de retiro. Un general yanqui sabe muy bien que no puede desobedecer una orden ingrata como invadir una nación, por ejemplo, pero también sabe que la orden de asesinar náufragos es ilegal. Y Trump será muy irascible, pero ha aprendido que con el lobby militar no conviene meterse. Esa certeza la adquirió el día en que intentó desconocer un resultado electoral y convocó la movilización de fanáticos con la esperanza de que al conflicto luego lo resolviera a su favor una intervención militar. Los fanáticos salieron a la calle y hasta se dieron el lujo de ocupar edificios públicos como si EEUU de repente se hubiera transformado en una patética republiqueta bananera. Pero ese placer se vio frustrado porque los militares se quedaron en los cuarteles, es decir, no le llevaron el apunte y lo dejaron como al Penado 14, haciendo señas. Conclusión: Trump a su casa y Biden a la Casa Blanca.
IV
Es probable que las presiones políticas y militares contra Maduro lo obliguen a renunciar. Es probable pero no muy seguro. Estos dictadores, muy corruptos y algo mesiánicos, les suelen gustar los privilegios del poder y no están muy convencidos de dejarlos. Especular con que el pueblo venezolano saldrá a la calle, es una especulación en el aire. Algo parecido pensaban, y siguen pensando desde hace casi setenta años, los exiliados cubanos en Miami, y más allá de sus ilusiones y fantasías la dictadura fundada por los Castro sigue parada en el lugar de siempre, y no sé si goza de buena salud, pero sí sé que está muy lejos de morir. Ni el pueblo se alza en armas ni el poder comunista se fractura. Venezuela no es Cuba, pero en ciertos temas relacionados con el poder las comparaciones son válidas. El pueblo venezolano decidido a levantarse contra Maduro no está en Venezuela, está en el exilio. Conmovedor lo de Corina Machado, pero no creo que sus arengas asusten a los titulares de la narcodictadura. El soporte material del régimen son los militares y, según se cuenta, los muchachos están haciendo mucha plata con los carteles de la droga como para enojarse con Maduro.
V
Decía que ni en Cuba ni en Nicaragua hay indicios de que el pueblo se subleve o se registren fracturas internas. Algo parecido hasta la fecha ocurre en Venezuela. Hasta el momento no se conoce un militar con mando de tropas haya expresado alguna disidencia con el régimen que le está permitiendo que se haga multimillonario. ¿Habrá que resignarse a convivir con esta dictadura abierta a las conspiraciones del fascismo islámico, aliado de cuanto déspota ande suelto por el mundo? No lo sé. Alguien mencionó que la otra alternativa a explorar es la implosión interna, algo parecido a lo que ocurrió en la URSS en tiempos de Gorbachov. En la ocasión, para derrotar al comunismo no fue necesario invadir con tropas, lanzar misiles, mucho menos esperar que el pueblo ruso se levante contra la Nomenklatura. La solución y el desenlace en la URSS no lo advirtieron ni los sovietólogos más perspicaces. Todo consistía en sentarse a esperar que el régimen agote sus posibilidades y se derrumbe por el sucesivo peso de sus cotidianos fracasos. Caída la URSS, todas las denominadas "democracias populares" de Europa del este se vinieron abajo casi sin que se dispare un tiro ¿Podemos esperar que en Venezuela ocurra algo parecido? Ojalá, pero la veo difícil. Y la veo difícil porque Maduro no es Gorbachov y Cabello no es Yeltsin. Acá estamos tratando con rufianes políticos, con malandras desvergonzados, con déspotas que más allá de su retórica bolivariana solo saben enriquecerse. Ellos y sus camaradas militares.

